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Reducir el riesgo cardiovascular es posible llevando un estilo de vida saludable, y una de las piezas fundamentales de ese estilo de vida es la alimentación. Con una nutrición equilibrada y sana podemos conseguir que nuestro riesgo de enfermedad cardiaca baje en casi un tercio: según un estudio publicado este año en European Journal of Heart Failure, la dieta mediterránea puede reducir hasta un 31%